Todos a tomar tequila, usar sombreros, tocar cornetas y ondear banderas, gritemos con orgullo y llenos de alegría.
¡Bravo! brindamos con tequila adulterado de venta en los mercados ilegales de Tepito y Lagunilla, sombreros bordados con la paciencia y sangre de nuestros pueblos que reciben cuatro pesos por cada jornada de trabajo, cornetas chinas de plástico mal oliente, banderas con telas plásticas, desechables, muy semejantes a los valores de nuestra sociedad.
Sin el ingenuo y fácil camino de la crítica barata en la que se refugian quienes culpan al gobierno, al sistema o a las multinacionales y citando a Dostoievski, les invito a reflexionar “Si podemos formularnos la pregunta: ¿soy o no soy responsable de mis actos?.. significa que sí lo somos”.
Los problemas no son monstruos gigantes
Tanto la información de los medios masivos como las charlas de café, se encuentran plagadas de diálogos como éstos: “El narcotráfico es muy sanguinario”, “El gobierno corrupto”, “Eso es algo que se arregla desde arriba”, “El ejército está coludido”.
Pero ¿a quién se tiene que detener o replegar, si ninguno de los anteriores grupos son gigantes que avanzan destrozando la ciudad?, ¿a quien inquirir o reclamar, conscientes de que no estamos frente a ningún (anti)héroe de caricatura, estilo los Power Rangers?. Esa gente corrupta y sanguinaria son individuos como Usted y como yo, tejido social, simplemente, nosotros mismos.
Vivimos y somos responsables de alimentar los mecanismos que hacen creer a los demás que tener es la razón por la cual vale la pena vivir; rendimos tributo a la opulencia de los narcos y consumimos series televisivas que veneran los negocios ilícitos, como una fuente de profunda inspiración.
Inicia la subasta de almas, todo tiene un precio, la justicia, educación y seguridad es de papel, viene impresa en los billetes del cartel, en la hija o nieta que nos cambiará la suerte, o en los dólares del despatriado que renunció a su libertad para “vivir mejor”
¿A dónde están los mexicanos que entregan su vida y le dan gloria al país?
¿A donde estaban los doctores comprometidos con la salud y el bienestar cuando Nancy dio a luz afuera del Hospital General Pilar Sánchez Villavicencio?
¿A dónde están los alumnos de la Sección 22 de la CNTE?, ¿en sus aulas, cursando sus materias, aprendiendo valores y conductas cívicas?… no es así; no lo es porque sus maestros se encuentran destrozando propiedad privada y violentando los derechos de los demás
¿Dónde quedaron los ideales de Morelos sobre la abolición de castas y el sueño de una sociedad más justa y llena de oportunidades, si abundan las “ladies chiles” que consideran delito tomar comida sobrante exhibiendo y denigrando a los empleados domésticos?
¿Y yo por qué?
Decía el entonces Presidente Vicente Fox, al pedirle su intervención en el conflicto social suscitado en Oaxaca, y es que hacerse responsable no resulta sencillo o placentero, sin embargo ése es el camino del verdadero cambio.
Si eres estudiante, compromete tu formación para ser útil a la sociedad; si eres trabajador, se comprometido y honrado con tu empresa; si eres empleador, busca el bienestar de tus empleados; si eres funcionario, ayuda en lo posible tu conoces mejor que nadie todos los procedimientos; si eres comerciante, no engañes ni manipules la venta; y, más trascedente aún, si eres padre, recuerda que el ejemplo es más poderoso que cualquier lección o colegio de paga, enseña a tus hijos los valores universales.
Hacer las cosas bien y para el bien toma exactamente el mismo tiempo y esfuerzo que hacerlas mal o para el mal, sólo de nosotros depende seguir cavando el agujero que termine por enterrarnos.
Ganamos como equipo o perdemos como individuos
Hagamos de este país el México que todos queremos, celebremos con el esfuerzo, el trabajo, la dedicación y el compromiso diario, sumemos nuestros esfuerzos para levantar al gigante dormido y animarlo a bailar con la Iztaccíhuatl, apaguemos el televisor y salgamos a vivir la vida que merecemos vivir, a disfrutar de nuestra herencia cultural, a festejar que tenemos patria, orgullo y libertad.
Este texto se encuentra en: Puebla Online y en el Círculo de escritores de la Ibero Puebla